lunes, 21 de febrero de 2011

[Jorge Fernández Menéndez. Razones] Gabino y los maestros



Gabino Cué ganó la gubernatura del estado de Oaxaca después de haber competido en elecciones de gobernador seis años atrás, antes, en las de presidente municipal de la capital y, después, para de senador. Aunque en la búsqueda de la senaduría compitió en 2006 por la alianza lopezobradorista, en todos los demás comicios (y en buena medida incluso en ése), Gabino apareció como el representante de una alianza amplia que incluía desde los sectores más duros y radicales del espectro político de izquierda hasta sectores conservadores del PAN. Y con esa alianza ganó las elecciones de julio pasado.

Los enfrentamientos que se produjeron hace unos días en el Centro Histórico de Oaxaca fueron una provocación evidente orquestada por los líderes de la Sección 22 del sindicato y otros grupos políticos para obligar a Gabino a definirse en el contexto de esa alianza de amplio espectro. La visita presidencial fue una coartada: los líderes de los manifestantes tuvieron ofertas para realizar su manifestación en el zócalo estatal al irse el Presidente; hubo intentos de negociar con ellos otros mecanismos de manifestación y todo fue rechazado: querían un enfrentamiento, lo provocaron y lo hicieron estallar. 

Yo no sé si en ese movimiento hubo infiltrados, pero sí se sabe que, por ejemplo, uno de los manifestantes que agredió a golpes, puñetazos y patadas en el suelo al secretario de Seguridad Pública del estado, Marco Tulio Escamilla, que había ido a dialogar con los mismos manifestantes que lo agredieron, es Sigfrido Olmedo, maestro de una secundaria, identificado y denunciado por sus alumnos. 

Este maestro participó también en una agresión, tan cobarde o más que la anterior, cuando golpeó y amarró a unas mujeres policías que lo único que estaban haciendo era cuidar, desarmadas, unas vallas metálicas.

También estarían identificados quienes realizaron los mayores desmanes y agresiones en el Centro Histórico. Y debe haber castigo. Gabino se encuentra en una situación similar a la que vivieron o todavía viven, por ejemplo, el ex rector Juan Ramón de la Fuente y su sucesor, José Narro Robles en la UNAM, con los grupos ultras, o Marcelo Ebrard, en el Distrito Federal, con distintos grupos, sobre todo sindicales y vecinales, que utilizan banderas de izquierda pero que, como ocurre con los de la UNAM o con ciertos círculos del magisterio oaxaqueño, en realidad son instrumentos de distintas instancias de poder. (…)

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