lunes, 21 de febrero de 2011

[Leo Zuckermann. Juegos de poder] México sí tiene futuro



Acabo de ver Presunto Culpable. Al salir del cine, lo primero que me vino a la mente es que, mientras haya mexicanos como Layda Negrete y Roberto Hernández, México sí tiene futuro: un gran futuro.
Tengo el privilegio de conocerlos. Cuando era secretario general del Centro de Investigación y Docencia Económicas, Layda, junto con Ana Laura Magaloni, nos convencieron de abrir la licenciatura en derecho. La verdad es que, como autoridades del CIDE, estábamos muy escépticos con la idea de abrir una carrera más de derecho. En México hay cientos de opciones para estudiar esta licenciatura en universidades públicas y privadas. 

Sin embargo, Layda y Ana Laura argumentaron que la enseñanza del derecho necesitaba un nuevo método en nuestro país. En lugar de que los alumnos se aprendieran de memoria las leyes, tenían que resolver casos jurídicos reales. El problema es que nadie había escrito en México libros de texto con estos casos. Condicionamos, entonces, la apertura de la licenciatura a que se estableciera un programa de recolección, escritura y publicación de casos para los estudiantes.

Por aquel entonces Roberto se unió a la recién creada División de Estudios Jurídicos (DEJ) del CIDE (posteriormente se casaría con Layda). Este joven grupo de académicos, muy comprometidos con mejorar el Estado de derecho, inauguraron la licenciatura con el nuevo sistema de aprendizaje a partir de la resolución de casos. Se convirtió en un éxito inmediato. También fundaron una Clínica de Derecho donde alumnos y profesores retomaron casos injustamente juzgados, como el de Acteal, que terminó corrigiendo la Suprema Corte de Justicia.

La DEJ comenzó a producir una serie de documentos que indicaban, con sólida evidencia empírica, el desastre del sistema penal mexicano. Se levantó, por ejemplo, una encuesta para saber quién estaba en las cárceles del Distrito Federal y en las del Edomex. Resultó ser la gente pobre incapaz de sobornar a alguna de las autoridades judiciales durante el proceso. Las estadísticas eran aterradoras. Más de 90% de los inculpados, por ejemplo, nunca había visto al juez que los había juzgado.

Pero se trataba de estadísticas frías. Layda y Roberto decidieron, entonces, realizar un  documental corto titulado El Túnel, en referencia al largo pasillo que separa las cárceles de la Ciudad de México con los juzgados. Fue un exitazo. Por primera vez plasmaron el drama de las terribles estadísticas en historias reales.(…)

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