martes, 22 de febrero de 2011

[Jorge Fernández Menéndez. Razones] Ya no necesitan a Andrés Manuel



 Lo que tenía que suceder en el PRD ocurrió. Luego de muchas amenazas, Andrés Manuel López Obrador decidió pedir “licencia” en el PRD  para oponerse a la consulta sobre la hipotética alianza del PRD con el PAN en el Estado de México. Dice López Obrador que esa consulta está construida desde Los Pinos y que la dirigencia del partido está coludida con Felipe Calderón. No dijo, pero lo da a entender, que su verdadero rival interno, Marcelo Ebrard, es el que está detrás de esas alianzas, tanto que el jefe de Gobierno ya ha dicho que las mismas “llegaron para quedarse”.

López Obrador sabe que su licencia es una forma de chantaje, que en los hechos lo que está diciendo es: “Si deciden ir en alianza, lanzo mi propio candidato”. Pero termina siendo también una expresión de debilidad, demuestra su convicción de que no puede ganar la consulta, que no tiene fuerza suficiente como para hacerlo. Por primera vez está confirmando con sus hechos que no le alcanza para torcer el rumbo que está tomando su partido. Y la consulta en el Estado de México puede ser el preámbulo de la que se tendría que realizar al elegir al candidato perredista para 2012.

El perredismo debe asumir definiciones. A eso los obliga López Obrador. No puede llegar a la elección del Estado de México (y a las de Nayarit y Coahuila, que también marcarán rumbo) ni mucho menos a las presidenciales sin definiciones claras de hacia dónde debe ir. Decía Séneca que, “cuando un hombre no sabe hacia dónde navega, ningún viento le es favorable”. López Obrador sabe hacia dónde navega: quiere ser candidato presidencial en un contexto donde prefiere que su adversario sea Enrique Peña Nieto y ambos se enfrenten a un panismo que él considera que llegará debilitado. Pero 2006 ha quedado lejos. 

Las cosas son diferentes y quienes no tenían un rumbo claro en el perredismo después de esas elecciones y de la locura de la polarización absoluta y el gobierno “legítimo”, lo han encontrado con las alianzas, paradójicamente, con el PAN. En realidad lo que encontraron es un nuevo enemigo, que ya no es el panismo o Felipe Calderón, sino el PRI y, en este caso concreto, Peña Nieto

No sé si la estrategia es acertada o no: funciona en términos electorales, aunque seguimos sin saber, además de oponerse al PRI, qué ofrecen las alianzas, y la oferta termina dependiendo exclusivamente de los candidatos: la distancia política que existe, por ejemplo de Gabino Cué a Ángel Heladio Aguirre o de Rafael Moreno Valle a Malova es enorme y todos han terminado siendo candidatos aliancistas.(…)

No hay comentarios:

Publicar un comentario