- Bartolismo al cordero
- Con 6 mil al mes
- Carpa La Izquierda
El secretario Cordero hizo ayer lo suficiente para volver a ser considerado un decoroso aspirante presidencial del PAN. Nadie o casi nadie se enteró de que el casi inédito secretario de Hacienda y Crédito Público se había descartado de la baraja de diez piezas de blanco y azul de la que según eso habrá de salir el candidato oficial a la sucesión. Pero cierto es que el antes mencionado secretario a la Nación hizo saber, hace apenas unos pocos días, que no le interesa pelear por Los Pinos y que él seguirá en su oficina hacendaria cuando se realicen las elecciones de 2012: no está en mis planes, estoy haciendo mi trabajo, no me estoy distrayendo en nada, dijo el niño Ernesto para demostrar a su superior que está concentrado en sus deberes burocráticos y no en el pequeño jaloneo futurista. Dénme por muerto, en versión blanquiazul. Jugada de presunta distracción para que no continúe corriendo la especie de que el susodicho Neto es la carta verdadera de su contlapache Lipe para buscar la continuidad de la banda en el poder.
Pero, ayer, masas enfebrecidas mentaron su apellido y analizaron con enjundia algunas de las palabras que tuvo a bien pronunciar para ir consolidando con datos duros la noción económica del bienestar inocultable que se vive en el reino de Calderolandia.
Con seis mil pesillos –poco menos de lo que él gana por día como miembro del gabinete real–, hay familias muy luchadoras que logran tener crédito para automóvil, cubrir los gastos de la casa y pagar colegiaturas en escuelas particulares. Nomás que, precisó el gran agitador de conciencias, el mezclador de esperanzas dispersas, el caballito de grandes batallas por venir, a los mexicanos como que les gusta quejarse de todo, así que mantienen una actitud de inconformidad que no tiene sustento en las cifras oficiales sobre comportamiento económico de la nación: los mexicanos van bien, les parezca o no les parezca.
Con su tesis revolucionaria del pequeño paraíso a partir de los seis mil pesos, el visionario Cordero, que no Cordura, demuestra que el foxismo es una flor transexenal de pétalos contagiosos, y que una especie de ley pendular del panismo podría ofrecer a los mexicanos un periodo de tragicomedia con botas, luego un drama sangriento con un pequeñín aferrado a jugar a las guerritas y, de postular al ahora titular de la SHCP, la vuelta a las marquesinas de las tandas cómicas de Chente, ejecutadas con singular solemnidad y fundamentadas según eso en las también hilarantes historietas de numeritos editadas por la compañía de maquillajes estadísticos conocida como Inegi. ¡Cordero para presidente, con seis mil pesos mensuales de sueldo y la canción de Chava Flores, La Bartola, como himno de campaña!(…)
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