La decisión de Andrés Manuel López Obrador de solicitar licencia a su militancia en el PRD por la decisión perredistas de aliarse con el PAN en la candidatura a gobernador para el Estado de México representa una severa crisis de la izquierda mexicana. Pero en realidad por otras razones: los pleitos y las alianzas revelan, parafraseando a José Revueltas, la inexistencia histórica de una izquierda mexicana.
El problema no es semántico sino de definiciones ideológicas.
López Obrador nada tiene que ver con la izquierda, su definición carece realmente de ideas y se conforma con un posicionamiento a favor de los sectores desprotegidos a los que acurruca con presupuestos asistencialistas que consolidan la estructura de apropiación privada de la riqueza social y el acarreo de las masas.
Marcelo Ebrard tampoco es de izquierda y su discurso político es acomodaticio, mucho más coincidente con las propuestas programáticas del PRI salinista al cual sirvió y al cual ayudó a construir. La posición política de Ebrard es estrictamente elitista, de control de masas vía beneficios, sin ninguna educación ideológica y aspira al control corporativo y neocorporativo también al estilo priísta.
Cuauhtémoc Cárdenas carece de una definición de izquierda, aunque lo ayuda la reconfiguración del discurso de la política social cardenista, aplicada por su padre en los años treinta aunque basado en la organización social corporativa y el control vía el partido. Lázaro Cárdenas fue el fundador del PRI con la creación de los cuatro sectores como pilares de la representación social y del control político sectorial. Eso sí, Cárdenas delineó una política de beneficio social, con tintes populares.
La izquierda, en realidad, es otra cosa. La izquierda se identifica con el marxismo. Y no, por cierto con la Unión Soviética o con Cuba, sino con el marxismo que estudió la apropiación privada de la riqueza social, pero sobre todo su propuesta de nuevo sistema social a partir de un modo de producción sin participación privada. La izquierda en México ha estado asociada al Partido Comunista Mexicano, disuelto pero cuyo registro legal dio nacimiento al PRD.
Al país le hace falta una izquierda socialista, moderna y sobre todo democrática. Pero ni López Obrador ni Ebrard ni Cárdenas ni el PRD representan la izquierda. En 1962 el escritor y ensayista José Revueltas, dos veces expulsado del PCM, demostró en un ensayo deslumbrante y analítico la inexistencia histórica del PCM por la inexistencia también histórica en México de un partido de la clase obrera.(…)
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