miércoles, 9 de marzo de 2011

[Miguel Ángel Granados Chapa. Plaza Pública] PAN: militantes y externos



El ánimo del presidente Calderón ha oscilado entre el filopriismo y el antipriismo. En este momento, según lo reveló su discurso del sábado ante el Consejo Nacional del PAN, prevalece la segunda inclinación. Desnuda su expresión sobre las candidaturas panistas, y aplicada a la presidencial que ha de resolverse en los próximos meses (la suya se concretó en octubre del año previo a la elección constitucional), se sintetiza en que hay que oponer al PRI una candidatura poderosa aunque quien la encarne no sea panista.

Las candidaturas externas no son extrañas al PAN. De hecho sólo en la tercera contienda presidencial en que participó lo hizo con un militante del partido, Efraín González Luna. A partir de allí no se insinuó siquiera la posibilidad de que el aspirante al que ese partido postulara no proviniera de sus filas. El PAN se ha tenido a sí mismo como autosuficiente desde hace seis décadas. Suponer que ha habido una declinación en las calidades de los militantes como para echar mano de un político ajeno al partido para que lo abandere en el 2012 significa un desdén hacia el panismo, que es propio del presente emocional de Calderón, caracterizado por la propensión a impacientarse y aun irritarse de súbito, por encima del promedio en que su personalidad muestra su mecha corta.

Se comprende que el PAN haya resuelto apoyar una candidatura ajena en 1940. Cuando se efectuaron las elecciones para el relevo del general Lázaro Cárdenas, el partido fundado por Manuel Gómez Morin y González Luna tenía apenas unos meses de nacido. De suerte que fue un acto sensato de su asamblea nacional no echarlo a correr cuando apenas aprendía a caminar. Por ello se adhirió a la candidatura del general Juan Andrew Almazán, vértice en que convergieron todos los juicios y los prejuicios anticardenistas.(…)

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