La lucha a balazos contra el narcotráfico empezó en la segunda semana de la actual administración. En cambio apenas este 7 de marzo, cuando faltan 21 meses -del total de 72 meses de que consta un sexenio- para que termine este lapso presidencial, se formalizó lo que debería constituir el núcleo de ese combate. Ese día fueron creados por decreto presidencial la Comisión Nacional Contra las Adicciones y el Centro Nacional Contra las Adicciones.
Esa demora en atender uno de los orígenes del descomunal negocio que es la venta de drogas ilegales, ilustra y explica el fracaso de la estrategia de la guerra contra las bandas que trafican con estupefacientes. El consumo de enervantes ha crecido 14 por ciento en los seis años que van de 2002 a 2008, años en que se levantaron las más recientes encuestas nacionales de adicciones.
El periodo comprende los dos primeros años de este gobierno, que eligió como vía contra el narcotráfico el combate armado, que descansa en el Ejército y la Marina -instituciones destinadas constitucionalmente a otros propósitos- en vez de pugnar con toda suerte de recursos por evitar el crecimiento del consumo, es decir del mercado.
Durante décadas la coartada del gobierno mexicano (ejercido por priistas o panistas) fue que Estados Unidos era responsable del comercio de drogas ilegales porque allí se practica el mayor consumo del mundo. Se repitió, y todavía Calderón la ha utilizado, la fácil fórmula de decir que de aquel lado de la frontera está la alberca y de este lado sólo el trampolín. Si se deseca la piscina, implicaba el razonamiento, perdería sentido la plataforma de lanzamiento.(…)
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