A menos de 24 horas de que, contra su voluntad, quedaran atados en la dirigencia nacional como presidente y secretaria general del PRD, Jesús Zambrano y Dolores Padierna desbordaron sus irreconciliables diferencias:
La alianza con el PAN en el Estado de México, dijo él, “la decidirá la consulta que se hará el próximo domingo”.
“No vamos a ir en alianza con el PAN”, advirtió ella pero, “si van, irá (solamente) un cascarón, un grupito…”.
No son ellos ni sus huestes, desde luego, los principales confrontados, sino sus respectivos precandidatos a la Presidencia de la República: Marcelo Ebrard y Andrés Manuel López Obrador.
Zambrano defiende la consulta promovida por Marcelo “para que sea la gente, en las urnas, quien decida…”, y Padierna, como Andrés Manuel, considera que alentar la alianza constituye un acto de “alta traición”.
Este par de mariscales está más que listo para el combate que no se animan a librar Ebrard y López Obrador.
Quizá tenga sentido recordar a Maquiavelo (en El príncipe): “La guerra no se evita, sólo se pospone… para ventaja del enemigo”.
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