Carlos Pascual es la primera víctima del gobierno de Estados Unidos por las filtraciones de WikiLeaks.
Las críticas y reproches al Ejército mexicano en sus informes hechos públicos, fueron demasiado para su Comandante Supremo, el presidente Felipe Calderón, quien en dos ocasiones externó su rechazo al embajador estadunidense y mostró su irritación por el contenido de esos reportes, que calificó de dañinos por distorsionadores.
A mediados de febrero, Calderón expresó a Roberto Rock, en El Universal, su rechazo al embajador Pascual:
Yo al embajador estadunidense no tengo por qué decirle cuántas veces me reúno con mi gabinete de seguridad ni qué digo; la verdad es que no es un asunto de su incumbencia. No acepto ni tolero ningún tipo de intervención, pero la ignorancia del señor (Pascual) se traduce en una distorsión de lo que ocurre en México, se cae en una afectación y una molestia de nuestro propio equipo.
Esta situación se la documenté en este espacio a principios de mes. A los dos días, el miércoles 3, reunido en Washington con los editores del Post la víspera de su encuentro en la Casa Blanca, Calderón reiteró su crítica al embajador Pascual y comentó que al día siguiente trataría su caso con Obama, que lo sostuvo en el cargo, fue ratificado por Hillary Clinton y aquí avalado por la cancillería mexicana.
Pero la situación era insostenible, disfuncional: al embajador de Estados Unidos no le hablaba el Presidente de México, lo que lo llevó a tomar la decisión de dejar la embajada para no afectar las relaciones, sobre todo en la vertiente del combate al crimen organizado.
Y con su renuncia, Pascual se convirtió en el primer funcionario del gobierno de Estados Unidos que cae a consecuencia de las filtraciones de WikiLeaks; su primera víctima, hasta ahora.(…)
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