martes, 8 de marzo de 2011

[Carlos Marín. El asalto a la razón] ¿Y las demás víctimas colaterales?


Guerra, combate, lucha: como se le quiera llamar, la embestida federal contra la narcoviolencia viene acarreando un saldo creciente de víctimas colaterales, pero no sólo de quienes estuvieron en el lugar y el momento inadecuados para seguir viviendo ni la pena de sus deudos, o de los heridos que arrastran las secuelas, sino un número incalculable de seguros inocentes que, detenidos por militares y policías, han sido encarcelados como presuntos culpables.

Tal es el drama que padecen desde mayo de 2009, en Almoloyita, dos remolcadores de aviones en el Aeropuerto del Norte (Apodaca, Nuevo León), Rigoberto Tovar Córdova y Efrén Córdova Martínez, así como la piloto Flor Nohemí Córdova Rodríguez.

Ellos fueron detenidos por militares (M Semanal) cuando acudían al arrastre del avión en que ella hizo… ¡su primer vuelo!

Los tres fueron implicados en un caso contra los probables narcotraficantes que viajaban en la aeronave, y de los tres abundan compañeros de trabajo y empresarios que dan testimonio de que se trata de jóvenes honorables.

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