martes, 22 de marzo de 2011

[Carlos Ramírez. Indicador Político] La sabiduría del tapadismo



  • La sabiduría del tapadismo
  • Sistema político aún cerrado


Uno de los mecanismos del viejo sistema político priísta aún vigente en el PAN y en el PRD ha sido el de la designación de candidatos a altos cargos de gobierno, sobre todo estatales y presidenciales. El paso de candidatos tapados a precandidatos visibles se ha convertido en un punto de fractura en los partidos porque carecen de instancias y experiencias realmente democráticas.

El tapadismo formaba parte de los juegos de espejos del sistema priísta autoritario y cerrado y le permitía al partido eludir los riesgos de la democracia. La estructura autoritaria piramidal del PRI dependía del juego del tapado operado por la figura presidencial. El único camino para terminar con los dramas políticos en las designaciones de candidatos es el de elecciones primarias, pero se trata de un paso democrático que ningún partido quiere dar porque se terminaría con las oligarquías dirigentes.

Hoy los partidos no saben cómo lidiar con las designaciones de candidatos. En la presidencia panista de la república se acudió al predestape de diez aspirantes y con ello se alimentaron las divisiones políticas.

En el PRI se han dado cuenta de que carecen de cuadros y la lista se ha reducido a dos --Enrique Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones-- aunque con un partido con los dados cargados a favor del mexiquense.

Y en el PRD también la lista se reduce a dos --López Obrador y Marcelo Ebrard-- pero en medio de una lucha por el control del cacicazgo perredista nacional y capitalino. Los tres partidos entraron en una fase de debilidad interna por la impericia en el manejo de los tapados destapados.

El problema de las designaciones de candidatos radica en el hecho de que exista una fuerza superior con capacidad de decisión: en el PAN va a decidir el presidente Calderón, aunque en medio de jaloneos políticos que pudieran ser determinantes. Pero en el PRD y en el PRI no existe el Dedo de Oro --como le llamó el escritor Guillermo Sheridan en una novela paródica sobre los juegos palaciegos del PRI-- y por tanto los problemas se multiplican en función de las tribus internas.(…)

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