A la misma hora detonaron las mismas palabras domingueras para señalar cómo desembarcarán en la elección interna del fin de semana, donde los perredistas se vuelven a jugar la vida.
En un mitin en Aguascalientes, Andrés Manuel López Obrador: "Esto no lo sabe la gente ni los militantes del PRD ni del PAN, pero tengo información de que ya llegaron a un acuerdo la dirigencia nacional del PRD y Calderón, para que vayan juntos en las elecciones del Estado de México y para 2012; por eso pintamos raya, por eso pedí licencia".
En la Ciudad de México, en un acto para anunciar que irá por la presidencia del PRD, la lopezobradorista Dolores Padierna: "Vamos a encabezar el rescate del partido. Aunque la consulta del Estado de México sea aprobatoria, el consejo nacional no la va a aceptar, porque sólo es una manera disfrazada de imponer la alianza con el PAN; no la permitiremos".
Lanzas rotas, ya que nada funcionó. O mejor dicho, ya que nadie buscó en serio una ruta de unidad, un "candidato de consenso".
Montados en su macho, Los Chuchos aliancistas arribarán con una ligera ventaja. Los conocedores calculan que entre 150 y 200 consejeros votarían por Jesús Zambrano. Buenos números, pero no alcanzan los 228 votos necesarios para ganar la presidencia a las claras.
Por Padierna podrían votar, según los mismos cálculos, entre 120 y 140 consejeros.
Queda la opción del neutral, del peso wélter (Armando Ríos Piter, Alfonso Sánchez Anaya, algún as bajo la manga), que evite el choque de aquí a julio de 2012. Pero ¿a quién entusiasma esa posibilidad? ¿Qué promete?
Así es que de no ocurrir algo extraordinario, ahora sí el destino alcanzará a este PRD: medio Chucho, medio legítimo, medio a luces.
A este engendro de PRD.
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