Si hay alguien en la clase política nacional que se toma muy en serio el asunto de ganar elecciones, ese alguien se llama Felipe y se apellida Calderón. Recordemos que durante los comicios presidenciales de 2006 dijo que, cuando se trata de ganar, se justifica “haiga sido como haiga sido”.
Calderón es un político que lucha por el poder utilizando todo el arsenal a su disposición. Por eso no deben sorprendernos las declaraciones que hizo el sábado pasado. Ante el Consejo Nacional del PAN, Calderón solicitó “iniciar el proceso de selección de nuestros abanderados tanto al Congreso de la Unión y a la Presidencia de la República, desde ahora quiero pedirles respetuosamente que nos aboquemos todos a ver en cada distrito electoral, en cada estado y en cada puesto de elección popular quién verdaderamente militante o no puede responder a este atributo de ser la o el mejor porque lo que está en juego es el futuro del país”.
Pidió a los panistas estar abiertos y escuchar a todos “sin prejuicios, sin compromisos previos amarrados, que hagamos que cada una o cada uno crezca y sea fuerte”. Recordó que ganar elecciones supone “proponer los mejores candidatas y candidatos. No los que merezcan más por méritos partidistas, no los que pertenezcan a éste o a aquel grupo. Simple y sencillamente, los mejores”. De esta forma, el Presidente reiteraba algo que ya había dicho con anterioridad: que está abierto a la posibilidad de que un personaje externo al PAN sea el candidato presidencial de este partido.
La declaración al parecer no cayó bien dentro del panismo. El dirigente nacional, Gustavo Madero, tuvo que salir a aclarar que existe un 99.99% de que el candidato presidencial saldrá de las filas del partido “ya que tenemos candidatos muy posicionados”. (…)
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