viernes, 18 de febrero de 2011
[Joaquín López Dóriga. . En privado] Morir en San Luis
La gestión del presidente Miguel de la Madrid (1982-1988) fue marcada por la crisis económica crónica durante su sexenio y por el asesinato del agente de la DEA Enrique Camarena, en 1985.
Ese crimen, por el que purga sentencia en Estados Unidos un cuñado del ex presidente Luis Echeverría, Rubén Zuno, alteró toda la relación, ya descompuesta por el conflicto centroamericano, básicamente la solidaridad mexicana con el gobierno sandinista de Daniel Ortega, al que detestaba el entonces presidente Ronald Reagan
Pero lo del asesinato de Camarena ya no tuvo regreso.
Hoy, 26 años después, se registra un atentado en San Luis Potosí contra dos agentes de Migración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés) adscritos a su embajada en México, en el que mataron a uno, Jaime Zapata, y dejaron herido a otro, Víctor Ávila, lo que provocó la indignada e inmediata reacción de todo el gobierno de Estados Unidos: Obama, Napolitano, Holder, Morton, es decir, la Casa Blanca, el Departamento de Seguridad Interna, la Procuraduría, la dirección del ICE y el mismo Departamento de Estado.
La constante del mensaje fue que una agresión a uno de los suyos es una agresión a todos ellos, al gobierno de Estados Unidos, como ha sido la señal enviada al gobierno mexicano, acompañado por el aviso de que un grupo de fuerza de tarea encabezado por el FBI participará en México en las investigaciones de este crimen, donde faltan todas las respuestas, fundamentalmente una: la autoría.
Si fue una confusión, tiene una lectura, pero si fue un atentado del crimen organizado, calculado y anticipado, lo que revela fugas de información y el inicio de una ofensiva contra agentes estadunidenses en México, entonces estamos hablando de otra cosa mucho más grave con una reacción en otra dimensión por parte del gobierno de Estados Unidos, que hasta ahora lo ha dejado en la indignación, el ultraje, el pésame, la advertencia y la cooperación para aclarar el caso.
Lo sabremos y lo veremos muy pronto.
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