A finales de 2009 y como muestra de voluntad de fiestas de fin de año, el gobierno de República Dominicana entregó al gobierno de Francia a dos francesas sentenciadas a ocho años de prisión por traficar seis kilos de cocaína para que cumplieran su condena en cárceles francesas. Las acusadas fueron tratadas como heroínas.
Las francesas narcotraficantes Celine Fayé y Sarah Zaknoun buscaron a la esposa del presidente de Francia, Carla Bruni, para que República Dominicana y Francia firmaran el Convenio de Estrasburgo. Como los deseos de la primera dama francesa son órdenes para el gobierno francés, el mecanismo se operó en menos de dos meses. Pero presiones de Sarkozy llevaron al presidente dominicano a indultar antes a las traficantes y fueron liberadas y recibidas con fiestas en París.
Exactamente lo mismo busca Sarkozy en México con Florence Cassez: el indulto; si no en México, sí lo haría en Francia apelando al artículo 12 del Convenio de Estrasburgo. La furia del presidente de Francia es del tamaño de la negativa de México de liberar a una secuestradora y del incumplimiento de una petición de su esposa Bruni. Por lo pronto, Sarkozy abrió su juego y dijo que quiere liberar a Cassez, no que cumpla su sentencia en París.
En el caso de la secuestradora Cassez, por presión de Carla Bruni, el presidente francés ha convertido al Convenio de Estrasburgo en una ley divina. Sin embargo, ese convenio de 1983 establece varias condicionantes y candados para evitar que un país recupere a nacionales para reducirles la pena o liberarlos por delitos juzgados.
Lo malo del asunto es que Sarkozy parece estar fuera de control, ha convertido a Cassez en una especie de Jeanne d´Arc, la legendaria Juana de Arco que ayudó en la primera mitad del siglo XV a derrotar a los ingleses. El problema central del caso SarkoCassez ya no radica en el sentido jurídico del Convenio de Estrasburgo de facilitar que encarcelados en prisiones extranjeras cumplan su condena en prisiones de su país, sino en la determinación del presidente francés --abogado de profesión-- de considerar inocente a su paisana y víctima de los mexicanos.(…)
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