La semana pasada, Gustavo Madero se puso su frac y de su chistera sacó ¡10 precandidatos del PAN a la Presidencia de la República, 10! Pero no reveló sus nombres.
En el ocio de la política, a la declaración de Madero, siguió la revisión.
Vamos a ver: 2 del Congreso, Santiago Creel y Josefina Vázquez Mota; 2 gobernadores, Emilio González, de Jalisco, y Juan Manuel Oliva, de Guanajuato. Van 4. Del gabinete presidencial, Ernesto Cordero, Alonso Lujambio, Javier Lozano y Heriberto Félix, otros 4 que dan un total de 8. ¿Y los otros 2 de la decena azul?
No salen las cuentas porque esa declaración fue el resultado de un pronto de Madero, tanto, que ayer pasó la carga de la prueba de sus cuentas a sus 10 innombrables.
El presidente del PAN los emplazó a levantar la mano, en un afán, supongo, de autoidentificación, ante su incapacidad de hacerlo.
Lo peor para Madero, que trató de parar el autodestape de Creel con este cuento, es que ninguno de los convocados a levantar la mano, la alzó.
Primero, porque hay quienes ya la tienen levantada desde mucho antes de esta convocatoria: de nuevo Creel, Vázquez Mota, González y Oliva, Lujambio y Lozano.
Por lo visto la estrategia de Madero es descarrilar el proyecto Cordero, pues para él parece tener dedicatoria su emplazamiento sobre todo al día siguiente de que éste reiterara que no tenía interés en la Presidencia de la República.
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