miércoles, 2 de febrero de 2011

[Joaquín López Dóriga. . En privado] Yo tampoco



Ayer se instaló el segundo periodo de sesiones ordinarias del segundo año de la actual legislatura y escuchamos los mismos pronunciamientos que oímos cuando se instaló el primero, el 1 de septiembre de 2009, y un año después, el 1 de septiembre de 2010, los mismos hoy que cuando terminaron los tres periodos anteriores y prácticamente pronunciados por los mismos políticos.

Diputados y senadores parecen tener la facultad de dejar sus discursos en pausa, al término de cada periodo y al fin del receso, reanudarlo en donde lo dejaron, con los mismos proyectos, promesas, propósitos incumplidos.

Si hacemos una revisión de agendas legislativas, 2009, 2010, 2011, son una copia derivada del incumplimiento de sus compromisos.

Y uno escucha y lee sus propósitos, que no son de enmienda sino de ganar tiempo, o de perderlo, que es más lo suyo, y son los mismos: las reformas pendientes. Y así apuntan la fiscal, la laboral, la educativa, la energética, la penal, la de Estado.

Iniciativas van y discursos vienen en medio de un preocupante reumatismo legislativo sin que diputados y senadores puedan estar a la altura de su palabra y de su responsabilidad.

Parte esencial de este abandono tiene su raíz en la distancia que tienen con la sociedad, su único compromiso es con el partido o con el gobierno, cuando no son oposición. Del ciudadano sólo quieren su voto, al que responden con su olvido y desdén.

Todo esto comenzará a cambiar el día en que vía candidaturas ciudadanas y reelección inmediata, tengan que dar cuentas al votante, al que hoy ignoran teniendo ojos sólo para sus intereses, políticos, partidistas y a veces económicos.

Pero ese sueño social de la reelección de los legisladores es inalcanzable: ellos, que sólo responden a sus partidos, lo impedirán como lo han impedido. Ni modo de matar la gallina de los huevos de oro de sus dirigencias.

Somos sus rehenes.

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