miércoles, 9 de febrero de 2011

[Miguel Ángel Granados Chapa. Plaza Pública] Sindicatos magisteriales



Fue otorgado el registro, y la toma de nota de su dirección, al Sindicato Independiente de Trabajadores de la Educación de México. Es un nuevo intento por minar el poderío del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). No tenemos necesidad de esperar que se implante en el gremio magisterial para medir la importancia o inocuidad de su presencia. Multiplicar las agrupaciones sindicales no necesariamente es el mejor camino para enfrentar, si de eso se trata, a un grupo político dominante.

Al contrario, la diversificación de vías de acción contra la facción hegemónica resulta, en el mejor de los casos, en el surgimiento de focos de inquietud pero no genera peligro real para el funcionamiento del SNTE, porque la organización presidida por Elba Esther Gordillo mantiene la titularidad de las condiciones generales de trabajo del gigantesco agrupamiento magisterial.

Desde su fundación hace casi 70 años, dicho sindicato se constituyó en una corporación adosada al aparato partidista electoral del gobierno. Fue pilar de la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio y del Estado y de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares.

Ha sido un sindicato vertical y autoritario manejado por sucesivos hombres fuertes que desde allí se abrieron camino para una carrera política personal. Ése fue el caso de Jesús Robles Martínez, Manuel Sánchez Vite y Carlos Jonguitud, por poner sólo unos ejemplos. Los tres fueron senadores de la República y los dos últimos gobernaron sus estados, Hidalgo y San Luis Potosí, respectivamente. El hidalguense presidió, además, el Comité Nacional del PRI.

Jonguitud fue depuesto en un golpe de mano incruento apenas llegó al gobierno Carlos Salinas, necesitado de una base política propia dada la precariedad de su elección como Presidente. El dirigente potosino enfrentaba ya, desde una década atrás, el activismo de un sector disidente que fue reprimido por la fuerza, la propia del sindicato a través de golpeadores y matones, y la gubernamental. Acaba de recordarse, al cumplirse el 30 de enero 30 años del grave suceso, el asesinato del profesor Misael Núñez, ejemplo al mismo tiempo de la acción disidente y de la forma extrema de encararla. (…)

Que la bancada del PRI en el Senado palomeó a dos de los tres candidatos a ministro de la Suprema Corte de Justicia propuestos por el presidente Calderón.

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