miércoles, 16 de marzo de 2011

[Julio Hernández López. Astillero] Pruebas de injerencia


 
  • Laboratorio sangriento
  • Pruebas de injerencia
  • Más críticas al Ejército
  • Sugerente silencio


El grave incremento de la violencia y las muertes en Ciudad Juárez en los 12 meses recientes se debió a una decisión política influenciada (por no decir que instruida) por Estados Unidos y en razón de consideraciones electorales y de imagen del comandante mexicano Calderón, según se desprende de los cables de Wikileaks entregados a La Jornada y de los cuales una interesante porción fue publicada este lunes, bajo la firma de Blanche Petrich.

Lo revelado en esos cables, más las notas relacionadas con el tema que elaboraron Arturo Cano y Gustavo Castillo, constituyen pruebas de la plena injerencia estadunidense en el diseño de planes mexicanos de experimentación y sometimiento sociales, en la valoración de los procesos bélicos en curso, en la asignación de inocencias o culpabilidades de notables asesinados (como en el caso de la familia Reyes) y en el manejo de fuerzas militares y policiales bajo el criterio, la supervisión e incluso el adelantado anuncio que de esos trasiegos hacen autoridades extranjeras.

En una sociedad menos enajenada y atemorizada que la mexicana actual, el conocimiento de las andanzas forasteras en la producción de horrores sangrientos en la mártir ciudad fronteriza chihuahuense habría de provocar indignación y movilización populares, exigencias de castigo a los responsables de negociar con vidas nacionales y de autorizar operaciones tan fallidas como criminales. 

Pero la atención pública y el coraje cívico son desviados o sustituidos por manipulaciones mediáticas y placebos cinematográficos, secuestrada la conciencia nacional por la dictadura electrónica y debilitada la capacidad de organización y respuesta populares por las divisiones inducidas, la polarización social impuesta, la frivolidad analítica en muchos medios de comunicación masiva, el tremendismo informativo de la televisión (hacer ruido de origen periodístico para aparentar que se dan noticias, se hacen reportajes y se hacen rondas de análisis) y el abatimiento de lo cívico entre el silbar de balas y el ulular de sirenas.(…)

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